La alimentación
Introducción
Es posible saber cómo era la cocina de los antiguos romanos gracias a los restos arqueológicos, orgánicos, a la literatura y al arte.
Se suele pensar que su alimentación era exótica y muy refinada, pero esto es verdad solo en parte. Estas comidas se daban solo entre las clases sociales superiores. L a alimentación de las clases inferiores era muy parecida a lo que hoy conocemos como dieta mediterránea, es decir, una dieta sana y equilibrada con predominio de legumbres, frutas, verduras, lácteos, pocas grasas, aceite de oliva, pescados, ,etc.
En las comidas familiares consumían alimentos sencillos, mientras que en las cenas con invitados o banquetes se distinguían por la abundancia , el lujo y el refinamiento
Cena
Al comienzo y una vez terminada la cena se hacían libación a los dioses del hogar (Lares) y al dios Baco ( dios del vino).
Cuando acababa la cena, se iniciaba la comissatio, sobremesa en la que se bebía vino en abundancia (esta parte de la fiesta que estaba animada por diferentes espectáculos sólo podía ser disfrutada por los hombres) mientras se charlaba y se bebía. Ya entrada la noche, los asistentes contemplaban algún espectáculo: mimos, acróbatas, danzarinas ,tañedoras de cítara,.
Para cada ocasión se nombraba un rey de la bebida, encargado de determinar la cantidad y el tipo de vino que los invitados podían beber, mientras que los invitados se colocaban sobre la cabeza coronas hechas con hojas de laurel, hojas de hiedra y flores puesto que tenían la creencia de que así no les afectaba el vino También elegían cuál sería el entretenimiento: musical, recital de poemas, conversaciones filosóficas…
Las clases sociales elevadas cogieron la costumbre de condensar todas las obligaciones en la mañana, de forma que hacia las tres, después del prandium y una vez que habían ido a los baños, empezaba la cena.
Protocolo de los banquetes y curiosidades
Previo al banquete, los invitados después de tomar un baño se rociaban el cuerpo con aceite de rosas ( las rosas eran consideradas como un artículo de máximo lujo). Una vez acomodados, los esclavos les lavarán los pies e incluso le quitarán algún padrastro o le harán una rápida manicura si lo solicitan y entonces comenzará a servirse la cena.
Debido a que la gente se sentaba en posiciones reclinadas, la totalidad del techo interior era adornado con rosas para deleitar la vista, mientras alfombras de rosas cubrían el suelo y sus pétalos flotaban en las copas de vino. Era frecuente que se dejasen caer pétalos desde el techo y se rociase aceite de rosa
Cada uno de los invitados llegaba al banquete con su esclavo personal,” servum ad pedes”, que le atendía , permaneciendo en continua espera de las órdenes de su amo y prestándole servicios humildes y desagradables . Era el encargado de llevar los regalos que se sorteaban al final de la comida conocidos como apophoreta (animales, utensilios de oro y plata, carruajes engalanados con hebras de plata tirados por bueyes y asnos y los hombres que habían de conducirlos, etc.)
Este esclavo llevaba también una especie de servilleta grande llamada” mappa” que, además de servir para limpiarse se utilizaba para llevarse a casa los alimentos no consumidos.
El protocolo imponía que cuando entraban en el comedor, se reclinaban sobre el codo izquierdo en una especie de cama de piedra o madera cubierta con telas llamada” triclinium,”. La mesa, en que se servía a los comensales, era redonda y en ella se ponían los manjares en platos de cerámica, plata oro y los cubiertos; así como el recipiente con vino y el del agua caliente. Para recostarse en el triclinium seguían el orden dispuesto por el encargado de acomodar a los invitados que era el nomenclator.
Las buenas maneras indicaban en aquel tiempo, comer con la punta de los dedos, procurando no ensuciarse mucho las manos y menos la cara.
Era una práctica habitual vomitar introduciéndose una pluma de ave en la garganta: por eso había “vomitoria” para que después de vomitar pudiesen seguir comiendo.
Otra de las costumbres era que arrojasen los desperdicios de la cena en el suelo, restos que eran recogidos por los esclavos
Nerón mandaba a sus corredores más veloces a que le trajeran nieve de las montañas que luego mezclaba con pulpa de frutas y miel.
El Emperador Maximino, este llegaba a ingerir 16 kilos de carne y 32 litros de vino en una sola comida. El emperador Heliogábalo presumía de no haber bebido dos veces en el mismo vaso ya fuese de plata u oro. En un desayuno con tiempo el Emperador Albino ingirió la desorbitada cantidad de 500 higos, 100 melocotones, 10 melones, 48 ostras y 2 kilos de uva. El mayor banquete de la historia fue el ofrecido por Julio César para celebrar sus victorias en oriente. Invito durante varios días a 260.000 personas y comieron en 22.000 mesas.
Después de comer en estos grandes banquetes se organizaban espectáculos, de los que destacaba el de atar un hombre a una estaca y ver como una fiera hambrienta lo despedazaba. Si moría muy rápido o los desgarros no eran muy espectaculares el público se enfadaba y pedía más sangre, otro de ellos era el rajar a un hombre la barriga y ver como los alimentos caían al suelo, eran forofos de las ejecuciones públicas.